Categories
Del Corazón Reflection

Venciendo El Miedo

En el pasado, siempre me consideré una persona cobarde. Yo era la niña que sufría de ataques de pánico cuando me dejaban en la escuela. La que no escalaba árboles por miedo a caerme. La joven que tenía terror al tomar el volante y manejar en las autopistas por los primeros meses. La mujer que no empezaba nada por miedo a fracasar.

Pero al mirar atrás, puedo ver cómo a pesar de los miedos, he logrado hacer cosas que nunca imaginé. Fui la niña que completó tres grados escolares en un año, aun con ataques de pánico. La joven que empezó en la universidad a los 16 años. La mujer que compró un auto y lo manejó sola de Nebraska a Tampa. La que co-fundó una compañía de tecnología y la dejó en las manos capaces de su equipo.

Aunque el miedo parecía una parte integral de mí, en realidad era un sentimiento como cualquier otro. Una gran mentira del enemigo es hacerte creer que sentir miedo automáticamente te hace un cobarde. El problema no está en sentir ese miedo; el miedo se vuelve problema cuando lo haces parte de tu identidad. 

Vas a Sentir Miedo. ¡Es Normal!

Nunca dejarás de sentir miedo antes de comenzar algo nuevo o tomar una decisión difícil. Si Dios te ha enviado a que hagas algo y esperas a que el miedo desvanezca, estarás esperando paralizado toda la vida.

No Fuiste Hecho Para Ser Cobarde

La Palabra nos dice en 2 Timoteo 1:7, “[p]orque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.”

Dios no te hizo cobarde. ¡La cobardía no está en Su diseño para tu vida! El espíritu dado a nosotros los cristianos es de poder, amor, y dominio propio. Por medio de Él, podemos hacer todo acorde a Su voluntad.

Entonces, ¿Cómo Vencemos el Miedo?

El miedo se vence cuando obedeces a Dios, aun sintiendo temor. En nuestro caminar con Dios, Él nos pedirá que le obedezcamos de alguna manera u otra — muévete, deja eso, empieza aquello, ayuda a esa persona… Cuando pensamos en lo que nos pide, ahí entra el miedo. ¿Y si no puedo? ¿Y si fallo? ¿Y si rechaza mi ayuda?

Dios no te pedirá que hagas algo para lo que Él no te equipará. A veces pensamos que en el momento que Dios habla, no sentiremos miedo y vamos a poder hacerlo todo. Pero si fuese así, no necesitaríamos de Él; podríamos lograrlo con nuestras propias fuerzas.

Puede que no te sientes capaz, pero cada vez que des un paso adelante en fe y obediencia, Dios te dará el valor, la fuerza, y la capacidad para ese momento específico — ni más, ni menos.


So no, sentir miedo no te hace cobarde. ¡Te hace humano! No hagas el miedo parte de tu identidad. Habla con Dios esta noche, pídele que te muestre esas mentiras a las que te has aferrado, y entrégaselas. Haz de 2 Timoteo 1:7 tu lema – Dios no te dio espíritu de cobardía, si no de poder, amor, y dominio propio.

Dios te bendiga,

Valeria
Categories
Del Corazón Reflection

El Verdadero Amor

Corazones, chocolates, y flores – el día de San Valentín está a la vuelta de la esquina, y en todas partes hay personas volviéndose locos buscando qué comprarle a su pareja para demostrarle amor.

Aunque esos detalles son bonitos y nos hacen sentir bien darlos y recibirlos, hay un amor mucho más poderoso – el amor de Dios.


Como toda chica, crecí con ilusiones de enamorarme, casarme, tener 2.5 hijos, uno (o dos) perros, una casa, y recibir todos esos detalles románticos que vemos en las películas. No hay nada malo en tener esas metas e ilusiones, pero si tratas de conseguirlas con tus propias fuerzas y sin buscar de Dios y consultar con Él primero, te estás preparando para el fracaso o la decepción.

En mi búsqueda de alguien a quien amar y que me amara, no tenía mi identidad ni valor propio fijos en Cristo. Tenía una idea de qué quería en la vida y cosas que no soportaría de nadie. También podía imaginar el comportamiento y trato ideal de una pareja. Pero eso no es suficiente para en realidad conocer lo que es un verdadero amor o identificarlo cuando lo viera.


Yo cometí dos errores:

1. No consultar a Dios antes y durante el transcurso de enamorarme; y 

2. Poner mi fe, identidad, esperanza, sueños, y futuro en las manos de un humano. 

Cuando él falló – y todos hemos fallado o fallaremos en algún momento – mi realidad, sentimientos, y todas las cosas que puse sobre sus hombros se vinieron abajo y quedaron destrozados en mil pedazos. 

Pero hubo alguien que estaba velando por mí. Vio el desastre que era mi vida y dijo, “Yo puedo hacer algo bueno con todo esto.” En su amor incondicional, quebrantó la vasija que yo había tratado de crear (y luego reparar) por mis propias fuerzas. Me protegió de un desastre mayor si se hubiese roto luego de tratar de llenarla en la condición que estaba. 

Mi vida quedó hecha trizas, pero esa fue la única manera de comenzar de nuevo. Le entregué a Dios cada pedacito, y con mucho cuidado, Él aplastó lo que se había echado a perder. Ahora, poco a poco, las manos del alfarero van dando forma al barro que es mi vida para crear una vasija según le parece mejor hacerla. (ver Jeremías 18)

En este proceso he estado más cerca que nunca a Dios y continúo aprendiendo más sobre lo que significa amar y ser verdaderamente amada. Todavía no ha terminado conmigo, pero sé que sus manos son lo suficientemente fuertes para sostener todo lo que soy, todo lo que anhelo, y todo lo que Él prometió.

Los chocolates y las flores, aunque hermosas y emocionantes muestras de amor, no son duraderas. Pero el verdadero amor, el amor eterno de Dios, fue mostrado al dar a su único Hijo para salvarnos y darnos vida eterna.

No fue tarde para mí, y tampoco es tarde para ti. Entrégale a Dios todo lo que eres. Sólo Él puede tomar tu vasija quebrantada y crear algo nuevo y mejor de lo que imaginas.

Valeria
Categories
Del Corazón Reflection

Suelta el Equipaje

Sé que no soy la primera en decirlo pero… extraño viajar. Desde Febrero 2015 hasta Marzo del 2020 tuve la oportunidad de viajar mucho, tanto por trabajo como por placer; y además de experimentar cosas nuevas, también aprendí varias lecciones:

  • Invierte en TSA Pre-check;
  • Vale la pena viajar en aerolíneas donde puedes escoger tu asiento si vas a hacer escala;
  • Levantarte temprano para un vuelo no es lo mismo que levantarte temprano para trabajar;
  • Aunque empaques una merienda, vas a terminar comprando comida en el aeropuerto.

Pero la lección mas importante que aprendí fue como empacar sólo lo necesario y dejar ir lo demás.


Yo era de las personas que si iba a viajar por tres días, empacaba como si fuera a viajar por 14. Mi frase favorita era “por si acaso.” No está en el itinerario ir a la playa, pero me llevo un traje de baño, por si acaso. Y también 3 abrigos. Y todos mis marcadores para mi journal. ¿Y qué tal si se me acaba el jaboncito tamaño de viaje? Mejor me llevo el grande, por si acaso. 

Y así continuaba.

Poco a poco, con cada viaje, me fui dando cuenta de la cantidad y tipo de pertenencias que en realidad necesitaba. Si voy a Pittsburgh en el invierno, no hace falta empacar un traje de baño. Y si se me acaba el jabón tamaño de viaje, pues, ¡en el hotel hay más!

De la misma manera, debemos aplicar este concepto a nuestras vidas, especialmente cuando cargamos con cosas que nos perjudican.

Equipaje Pesado

El el transcurso de nuestra vida, pasamos por experiencias que dejan marcas en nosotros y cargamos con el peso de las consecuencias. Hemos experimentado remordimiento, dolor, crítica, rechazo, fracaso, y abuso. O tal vez te sientes abrumado por preocupaciones, ansiedad, depresión, rencor, o culpa.

A veces pensamos que lo hemos dejado ir, pero en realidad nos acostumbramos a su peso. No nos damos cuenta de que el equipaje se ha hecho demasiado pesado, hasta que nos encontramos en una situación que causa que la maleta reviente… Es ahí cuando aquel “artículo extra” sale a la luz. 

En ese instante tenemos dos opciones: o lo volvemos a poner en nuestra maleta o lo dejamos ir.

Toda experiencia deja sus marcas. Pero no hay marca tan profunda que Dios no pueda sanar y restaurar.

Déjalo Ir

Como dice Elsa, “Let it go!” 

Pablo nos dice en Hebreos 12:1-2: “1 Por lo tanto, ya que estamos rodeados por una enorme multitud de testigos de la vida de fe, quitémonos todo peso que nos impida correr, especialmente el pecado que tan fácilmente nos hace tropezar. Y corramos con perseverancia la carrera que Dios nos ha puesto por delante. 2 Esto lo hacemos al fijar la mirada en Jesús, el campeón que inicia y perfecciona nuestra fe.”

Dios quiere que nos despojemos de toda carga que nos impida ir hacia el propósito que Él ha determinado para nuestras vidas. No es solamente el pecado, sino todo lo demás que nos saca de alineamiento con su voluntad. 

No es fácil, pero la gracia de Dios es suficiente. Pidámosle al Espíritu Santo que nos muestre esa carga extra que llevamos con nosotros que seria mejor dejar ir y nos dé la sabiduría y fuerza para hacerlo. 

No esperes a que reviente la maleta. Vacíala y llénala de lo único que necesitas – Dios.

Dios les bendiga,

Categories
Del Corazón Reflection

Cambiando la Inercia en Movimiento

Hace más de un mes que no publico nada en mi blog. Ha sido a la misma vez una preocupación y un tiempo de descanso. 

Luego de escribir y publicar mi último blog, El Peso de las Expectativas, pasé por varios procesos simultáneos junto a mi familia, incluyendo: 

  • Apliqué para varias posiciones de trabajo, entrevisté para una, y acepté una oferta para la misma;
  • Mi hermano se enfermó con el COVID-19, todos en casa estuvimos 14+ días en cuarentena/aislamiento, y gracias al Señor mi hermano ya se ha recuperado completamente y el resto de nosotros permanecimos negativo; 
  • Celebramos Acción de Gracias sin nuestra familia extendida por primera vez.

Todo esto sin tomar en cuenta lo deprimida, cansada, y decaída que llegué a sentirme. Mi vida parecía estar en pausa, y no sabía qué hacer para comenzar a moverme nuevamente.

Todo Objeto Permanece en Reposo o Movimiento Hasta Que una Fuerza Externa Actúe Sobre Él

Nunca pensé que usaría lo que aprendí en Física para un blog. 😂

En este caso, una fuerza externa — todo lo que estaba sucediendo a mi alrededor — lo que paró mi movimiento. 

Aunque no puedo negar que el descanso me hizo bien en algunas áreas, llegué a sentir culpa, porque me sentía incapaz de hacer más de lo mínimo necesario para seguir funcionando. Todo fuera de la rutina básica (levantarme, comer, bañarme, limpiar, etc.) parecía un esfuerzo imposible.

Espiritualmente era lo mismo. Conectarme al live de mi iglesia y orar era fácil. Pero leer la Biblia y seguir mi plan de estudio? Olvídate. Escribir para este blog? Nope. Estudiar mis otros recursos de enriquecimiento? No me hagas reír.

No quiero que piensen que no intenté hacer estas cosas. Claro que sí. Pero me sentía que era muchísimo esfuerzo concentrarme, absorber, y practicar todo eso. 

Estaba inerte, y mis propias fuerzas no eran lo suficiente para cambiar mi estado de reposo en uno de movimiento. Necesitaba una fuerza externa que me impulsara.

Dios Es esa Fuerza que Necesitas

No lo voy a pintar color de rosa. No fue un suceso estruendoso y, BAM, ya me sentí mejor. Tampoco algo mágico donde me levanté un día y todo fue diferente.

No. Tuve que decidir reflexionar, auto-examinarme, y cambiar.

Como dice la Primera Ley de Newton (o la Ley de la Inercia), todo objeto permanece en reposo o movimiento a una velocidad y dirección constante, a menos que una fuerza externa neta actué sobre él.

El yo reflexionar fue solo el primer paso. La auto-examinación, aunque imperativa para poder identificar dónde y cómo te encuentras actualmente, de por sí sola no es lo que te fortalece. La verdadera fuerza necesaria para cambiar de trayecto o moverte de donde estás proviene de Dios a través de su Espíritu Santo, y para poder experimentarla tienes que confiar en Él, pedirla, y recibirla.

Los dejo con Isaías 40:27-31 NTV y espero que como para mí, les sirva de recordatorio cuando se sientan débiles, inertes, o que van en un rumbo que sienten no poder cambiar por si solos. 

“Oh Jacob, ¿cómo puedes decir que el SEÑOR no ve tus dificultades? Oh Israel, ¿cómo puedes decir que Dios no toma en cuenta tus derechos? ¿Acaso nunca han oído? ¿Nunca han entendido? El SEÑOR es el Dios eterno, el Creador de toda la tierra. Él nunca se debilita ni se cansa; nadie puede medir la profundidad de su entendimiento. Él da poder a los indefensos y fortaleza a los débiles. Hasta los jóvenes se debilitan y se cansan, y los hombres jóvenes caen exhaustos. En cambio, los que confían en el SEÑOR encontrarán nuevas fuerzas; volarán alto, como con alas de águila. Correrán y no se cansarán; caminarán y no desmayarán.”

Isaías 40:27-31 NTV

¡Dios les bendiga!

Valeria

Categories
Del Corazón

El Peso de las Expectativas

Esta semana ha sido difícil.

No porque haya estado pasando por una prueba fuerte. No porque todavía estoy buscando trabajo. No porque esté lejos de Dios (no lo estoy).
Simplemente porque no me he sentido inspirada a escribir. Esto me lleva a no escribir nada. Y luego me siento culpable por no haber escrito ni siquiera una idea, lo que bloquea dicha “inspiración”. Y al final es doble la culpa – por no escribir y por sentirme irresponsable al no cumplir con una expectativa que yo misma puse sobre mi.

Es un círculo vicioso del que siento que no puedo salir. Se sigue amontonando el sentido de culpa encima de mí, y me ahogo en un vaso de agua que yo llené. No lo llenó Dios. No lo llenó el enemigo. Fui yo.


Muchas veces recogemos cargas que no nos pertenecen. O si nos pertenecen esas responsabilidades, le añadimos cosas que no eran parte del trato. Por ejemplo, este blog. Dios me llamó, como nos ha llamado a todos, a testificar y pregonar las Buenas Nuevas. Para mi, la medida de hacerlo en esta etapa de mi vida es escribiendo. Pero Dios no me puso un calendario de cuántas veces tengo que publicar un blog, o un post en Instagram o Facebook. Ni tampoco de cuán largo tiene que ser cada escrito. Esas expectativas las puse yo.

El primer paso para lidiar con un problema es admitir que lo tienes. Y este es mi problema: le añado expectativas a responsabilidades entregadas por Dios. Y cuando no cumplo con esas expectativas, me castigo al cargar con culpa que ni debería estar experimentando.

No le añadas a la palabra de Dios. Simplemente da el primer paso en fe. Mientras vayas caminando sobre Su palabra, Él proveerá. Dios equipa al llamado.

Para mi, caminar en fe es sentarme a escribir. Aunque no lo sienta. Aunque piense que no hay palabras en mi. Empiezo a escribir cómo me siento, y el Espíritu Santo me va ministrando. Vacío el vaso de mis expectativas, desprendiéndome de cargas que no me pertenecen, y Él me va llenando de paz y verdad. Y del desborde, entonces me puedo convertir en bendición para otros.

Es tiempo de vaciar esos vasos que llenamos con nuestro propio entendimiento y dejar que El Señor nos llene de Su palabra.

Confía en el Señor con todo tu corazón; no dependas de tu propio entendimiento. Busca su voluntad en todo lo que hagas, y él te mostrará cuál camino tomar.

Proverbios 3:5-6
Categories
Del Corazón

La Espera Desespera

La espera desespera.

Hace tiempo no escuchaba ese refrán, pero es lo primero que me vino a la mente al sentarme a escribir.

Mi intención al planear el tema de hoy era hablar abstractamente sobre cómo las bendiciones de Dios son entregadas por Él a Su tiempo, pero Dios es maravilloso, y antes de poder escribir sobre esto me habló, y me dijo, “Yo estoy haciendo ya. No metas las manos porque lo vas a arruinar.”

¿Cómo iba a hablar sobre este tema, estando a punto de tratar de quitarle a Dios las riendas de un asunto que ya le entregué?

Nadie te dice lo difícil que es confiar.

En algún momento, todos hemos eschuchado una variante de esta frase, especialmente si eres cristiana: Confía en Dios.

Pero confiar es difícil, especialmente cuando estás acostumbrada a poner tu confianza en personas o circunstancias que terminan decepcionándote. Cuando tienes más experiencia confiando en aquellos que te defraudan, es duro confiar en Dios.

Yo estoy acostumbrada a tomar las riendas de la mayoría de los asuntos en los que me envuelvo. Si quiero algo bien hecho, pues, lo hago yo misma. En los últimos 6 años, he tenido que aprender que soy humana, y nada de lo que yo haga va a ser perfecto o estará totalmente bajo mi control. Ese papel le pertenece a Dios.

La espera desespera… Espera de todos modos.

Esperar no significa no hacer nada. Significa hacer lo que Dios te había dicho que hicieras mientras Él se encarga de alinear todo para entregarte lo que Él tiene para ti.

En 1 Samuel 16, la Biblia nos relata que Samuel ungió a David como rey de Israel. Aun así, David no se convirtió en rey inmediatamente. Luego de recibir la unción, David volvió a la tarea que ya tenía en sus manos – pastorear los rebaños de su padre Isaí. Mientras tanto, Dios envió un espíritu para que atormentara a Saúl en las noches, y sus siervos sugirieron encontrar un buen músico para que tocara en las noches y así Saúl se podría relajar y dormir. Fue uno de los siervos de Saúl que recomendó a David para esa posición.

Si David no hubiera sido buen administrador de lo que se le había entregado, aún cuando había sido ya ungido, no hubiera llegado al palacio.


Ahora mismo, estoy pasando por un momento de espera en más de una área de mi vida. Se siente extraño esperar. Pero mejor es esperar con paciencia en el tiempo de Dios que arruinarlo todo si te empeñas en hacer su trabajo por Él.

Les comparto un Salmo que continúa en mi corazón y espero les bendiga.

Sin embargo, yo confío en que veré la bondad del Señor mientras estoy aquí, en la tierra de los vivientes. Espera con paciencia al Señor; sé valiente y esforzado; sí, espera al Señor con paciencia.

Salmos 27:13-14


Esperando en Dios,

Valeria
Categories
Del Corazón Reflection

El Jardín de Tu Corazón

En mi vida, he pasado por momentos difícilies que pudieron haber dañado mi corazón completamente si lo hubiera permitido – rupturas, traiciones, mentiras, manipulaciones, decepciones, divorcio… y la lista continúa.

Todas estas cosas han sido dolorosas. Pero si hubiera dejado que esas semillas echaran raíces en mi corazón, ahí sí que sería anfitriona dispuesta del sufrimiento. A la larga, esas semillas que echan raíces dan fruto de amargura, resentimiento, y falta de perdón. No solo sufrimos nosotros, si no que propagamos ese dolor a todos los que nos rodean. Continuamos sembrando semillas de dolor en otros que echan raices, y dan fruto…

Mantener un corazón limpio de ofensa, odio, amargura, resentimiento, y falta de perdón no es fácil. ¿Alguna vez has visto un jardín lleno de yerba mala? Para que llegue a estar en esas condiciones solo hay que hacer una cosa: nada.

El camino de menos resistencia es no hacer nada en contra de ellas, y dejar que crezcan por si solas y se apoderen de todo.

Sin embargo, para tener un jardín con árboles que den buen fruto y flores que perfumen su alrededor, hay que trabajar. Hay que sacar las malas hierbas, podar los árboles de buen fruto, abonar lo bueno y aplicar herbicida a lo malo.

Tu corazón, ¿a cuál jardín se parece?

Si parece estar lleno de yerba mala… ¡tengo buenas noticias! Nunca es tarde para talar.

No te voy a mentir, no va a ser fácil. Yo pasé por momentos donde dejé que la amargura se hiciera dueña de mi corazón. Pero el primer paso es decidir enrollarte las mangas y pedirle a Dios que te muestre dónde están esas semillas plantadas y así poderlas arrancar de raíz. Va a doler, pero ese dolor es necesario; es mejor pasar por ese dolor momentáneo que quedarte ahogada y atada por cosas que ya no puedes cambiar y de paso, seguir causando dolor en otros y en nosotros mismos.

Tampoco será una tarea que tendrás que hacer una sola vez. Es un trabajo arduo y continuo. Y si no estás alerta y bajas la guardia, entonces le abres la puerta a que crezca la mala hierba en tu corazón. Proverbios 4:23 nos advierte a que sobre todas las cosas cuidemos nuestros corazones, porque este determina el rumbo de nuestra vida.

Te invito a que le des espacio a Dios para que obre en tu vida, te muestre esas áreas en tu corazón donde ha crecido mala hierba que debe ser arrancada, y te dé la gracia necesaria para realizar tu parte en esa obra.

“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Él corta de mi toda rama que no produce fruto y poda las ramas que sí dan fruto, para que den aún más.”

– Juan 15:2 NTV

Dios te bendiga hoy y siempre,

Valeria
Categories
A Startup Founder's Journey

Sometimes, Quitting Is the Right Move

Well.

It looks like my journey as a startup founder has come to an end.

No, I didn’t get fired. Yes, the company is still alive. But I quit.

When the People Around You Have Opinions

I’ve been wrestling with my place in the company since last year. Making the decision to divorce my ex-husband set off a chain of events that would change every aspect of my life in ways I could not prepare for, including my career.

Late last year, the people around me were split into two camps with different expectations: stay in the company or leave the company.

Those who expected me to stay in the company said that I should remain because I helped build it. It was my baby (or so they thought I should see it). I spent all my time working on this project. What if it became successful? What if I quit and it skyrocketed, and everyone who stayed got rich, and don’t I deserve that too?

The ones who expected my departure thought I should leave because they thought I was distracted, fragile, going through too much in my personal life to put in the work to help the company succeed. I wasn’t pulling my weight, and how could I expect to be paid when I wasn’t wearing all the hats they kept throwing at me?

Our company was on the verge of being accepted into a tech accelerator that would require me to move across the country for 3 months. I did not want to go. I was (and still am in some ways) finding my footing being back home and single. But after praying and seeking the advice of the wisest people in my life, God said I needed to stay in the company and go to the accelerator. So I went.

Why I Needed to Stay

The accelerator experience was transformative in more ways than one. I gained a new friend in our third co-founder whom I had never met in real life before. I gained countless mentors and supporters. I gained knowledge that will help me in all areas of my life. I gained new life experiences that would not have been possible otherwise. I gained new confidence in my singleness. I gained a new depth of relationship with Christ.

I also gained new perspective.

I was able to identify what was truly important in my life. What my priorities should be. What my purpose has been this whole time.

Helping people.

So that meant I needed to quit.

When Quitting is the Right Choice

I love my team. I love working with them. But I had a renewed sense of purpose, and it wasn’t in that company.

Back in May, the company was in a tight financial situation. We needed to consider all our options, including finding new jobs. Add to this the finalization of my divorce, and that meant I was in a precarious personal situation as well. I was on the verge of losing my job and losing healthcare in the middle of a pandemic.

I prayed to God that if it was His will that I stay in the company, that an investor would come, check signed, by the end of June.

Fast forward 3 months, we were able to patch up the tight situation and go on until recently. And I forgot about my prayer. But I didn’t forget about the new fire that God had lit inside of me to use the trials He guided me out of to help others in similar situations. When we were on the verge of losing everything again, I started looking for new jobs and figuring out where He wanted me to go next.

It was in the middle of searching and applying for new jobs that I remembered my prayer. I realized that it did not come to pass. The investor never came. And so I had the green light to go.

Some times, God allows for difficult situations to enter your life so that you make the choice to listen to Him and move out of where you are and into His path for you. His plans are better than the best plan we could come up with on our own.

Sometimes, quitting is the right move.

Valeria
Categories
Mental Health Reflection

Let’s Talk about Suicide

Lotus flower and semi-colon tattoo I got in 2017.

Content warning: suicidal ideation, graphic thoughts of suicide

Most days, I forget I even have a tattoo. I see it, but I don’t think about it much. Yesterday was not one of those days.

Yesterday, September 10, was World Suicide Prevention Day. Everywhere I looked, someone was posting something related to suicide prevention. I also ended up looking at an old journal, and I happened to stumble across an entry of a very bad day.

For a lot of reasons (some of which I don’t yet feel comfortable sharing), I’ve struggled with suicidal ideation. I had a long battle with anxiety and depression, which were made worse by circumstances outside of my control. It was those circumstances that led to most of those episodes.

On May of last year, while attempting to stop a medication that was causing severe physical side effects, I had a VERY BAD day. I wondered what would happen if I shot myself. If my neighbors would hear. If my dogs would be okay. Strangely enough, it was the thought of my dogs being alone that gave me pause. And I remember looking down at my wrist and seeing this tattoo… a reminder that I chose to continue my life once, and that I could do it again.

The Story Behind the Tattoo

Summer of 2017 was… whew. Let me give you the crazy timeline:

  • June 14, 2017: I find incriminating evidence of my ex-husband’s infidelity. I confront him in the middle of a very important work deadline and his deployment.
  • June 15, 2017: I am very seriously considering leaving him. I trade in my 15-year-old car and buy a brand new car to make the cross-country drive back to my parents.
  • June 16, 2017: A tornado ravages through my neighborhood and heavily damages my brand new car and 1-year-old home. I stay to deal with the aftermath.
  • July 2017: My mother-in-law’s delicate health deteriorates.
  • August 2018: My mother-in-law dies. I make the 24-hour drive from Nebraska to Florida with only my dog for company. While in Florida, I get the tattoo.

Between my almost-separation and mother-in-law dying, I reflected a lot on how my life had changed. At that point, the anxiety and depression I’d been fighting was mostly under control. But I felt that I needed a physical reminder of how much I’d grown and how strong I’d been. (Also, keep in mind that this is a few months before I decided to answer the call of Christ!) So I got this tattoo. The lotus flower because it felt like a good analogy for my life at that point: even though its roots are in the dirtiest waters, the lotus produces the most beautiful flower. The semicolon I got because of its significance and ties to mental health: I could’ve chosen to end the sentence (my life), but instead I chose to continue it.

Now…

    Now, not only am I on the other side of that semicolon, I am not alone. I have a better understanding of the fact that God was with me during each day of that crazy summer. He gave me strength when I thought I couldn’t go on. He may have quite literally taken the wheel of my car more than once.

    Sure, I got a divorce almost 3 years after that crazy summer and one year after that journal entry. But I have gained a stronger relationship with God, my family, my church, and my friends.

    I’m making career changes and choosing to help others that may have struggled in similar ways. This blog is part of that effort.

    If you are struggling with thoughts of suicide, please seek help. You are not alone.
    Call the National Suicide Prevention Lifeline at 800-273-8255.

    Categories
    A Startup Founder's Journey

    Put Your Money Where Your Mentorship Is

    Being a startup founder is not what it’s cut out to be in pop culture.

    Sure, founding a startup is portrayed as an un-glamorous hustle out of someone’s garage (think Amazon, Google, Apple, etc.), but there is always a tinge of rose around the edges of that picture, if only because we know now that those companies ended up being billion-dollar companies.

    The reality of startups is a lot less… whatever that is.

    Less glamorous? Check.
    Less certain? Yup.
    Less white guy from (insert Ivy League school)? We couldn’t be any further from that if we tried.

    Throw in the current state of the economy, and well, you start getting the real picture.

    The reality of being a diverse founding team

    We are a team of three women, collectively running the gamut of backgrounds and life experiences in 21st Century USA. Three things brought us together: our (current and former) connection to the military, friendships (personal & professional), and a vision.

    Nowadays, “diversity” and “inclusion” have become buzzwords in the startup and venture capital arenas. Every fund, accelerator, and incubator is saying they’re all in on diversity and inclusion of underrepresented populations in the startup world. They are mentoring these populations more than ever.

    Unfortunately, very few put their money where their mentorship is.

    Our company graduated a from an accelerator back in May with pretty good buzz and interest from VCs, angel investors, and potential customers. Customers have flocked to us and so have angel investors. But to date, not one investment fund has given even a soft commitment to fund our company. Our credentials and experience get questioned more than those of our male peers (and we’ve checked) – in fact, theirs don’t get questioned at all. We get strung along to the point where we don’t even get a straight no.

    Somehow, after knowing we are well mentored and need investment (aka $$$), all they offer is their time and mentorship. Well, guess what? We can’t take time and mentorship to the bank and pay the bills.

    Light at the end of the tunnel?

    Despite being part of a group that is notoriously over-mentored and underfunded, we are doing as okay as we can be. There are a several potential paths to revenue in front of us, and we are carefully exploring them.

    But in the meantime, our runway gets shorter.

    Optimistic but not blind,

    Valeria